El año que dejamos atrás estuvo lleno de momentos que me hicieron detenerme y reflexionar. A menudo, en la vorágine del día a día, pasamos por alto la grandeza de lo cotidiano: esas conversaciones que nos abren los ojos, las ideas que surgen en un café entre colegas o las risas compartidas después de superar un desafío complejo. Este año tuve el privilegio de ser testigo de muchas de esas pequeñas, pero poderosas, experiencias.

 

He aprendido que la verdadera riqueza de una organización no está en los grandes hitos que celebramos públicamente, sino en lo que ocurre en silencio: en cómo alguien defiende una idea con pasión, en cómo otro resuelve un problema con creatividad, o en cómo, sin decir nada, alguien decide dar un paso extra simplemente porque le importa.

 

Esa autenticidad no se enseña ni se compra. Surge cuando las personas sienten que forman parte de algo más grande que ellas mismas, cuando saben que lo que hacen importa y deja una huella, aunque sea pequeña. Y lo he visto una y otra vez: cuando se les da el espacio para crecer, las personas no solo cumplen, trascienden.

 

Me he sentido profundamente inspirada por el entusiasmo de quienes me rodean. Gente que no trabaja solo por cumplir un objetivo, sino porque realmente cree en lo que hace. Gente que encuentra maneras de innovar, de aportar, de construir algo que no solo genera resultados, sino que también impacta en otros. Me doy cuenta de que no hay nada más gratificante que sentirse parte de ese crecimiento colectivo.

 

Dar visibilidad al talento, lejos de ser solo un acto de justicia, es una estrategia de éxito para cualquier organización. Cuando miro hacia adelante, pienso en la responsabilidad que tenemos como líderes de construir entornos donde las personas puedan desarrollarse plenamente. No porque sea un deber, sino porque es la única forma de avanzar como equipo, como empresa.

 

Estoy convencida de que el futuro es brillante cuando lo construimos con propósito, con valores, y sobre todo, con la certeza de que el verdadero éxito es aquel que se comparte.