Recientemente ha salido publicado el Barómetro de la Confianza del Inversor del año 2017, en el cual se indica que las firmas auditoras españolas encabezan el ranking de la transparencia y la honestidad. Para nuestro sector, que durante los últimos años ha estado muy expuesto y cuestionado, es una muy buena noticia que nos devuelve la ilusión por seguir siendo una herramienta necesaria y eficaz para nuestra sociedad.

Este estudio está basado en la opinión que tienen los inversores y las familias españolas de nuestra profesión, por lo que aún, según mi parecer, le da más relevancia para nosotros. Y, curiosamente, en el informe que han elaborado el IE Center for Insurance Research, con la colaboración del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España (ICJCE) y Cecabank, se recoge que, pese a identificar al auditor como el mejor defensor de la honestidad y la transparencia en el parquet de la economía, estos mismos inversores desconocen que las empresas cotizadas están obligadas auditarse…

Tengo el convencimiento que actualmente hemos entrado en una nueva era social y económico. Un nuevo escenario público en el que la transparencia, no solo como valor conceptual, sino también como realidad efectiva va a promover un cambio de cultura en la administración, las instituciones, las empresas y en general en todo nuestro entorno.

Y nuestra profesión no está excluida, sino que tiene un papel fundamental en este nuevo contexto. La auditoría y sus profesionales estamos llamados a ser testimonios irrefutables frente a esta nueva exigencia social de la transparencia económica y financiera a todos los niveles y en todos los estadios.

Como auditora, con más de 25 años de experiencia profesional, puedo asegurar que seguimos siendo un  instrumento imprescindible para avalar la transparencia del sistema y de todos sus actores en todas sus actuaciones. Nuestra aportación llega a través de los informes que emitimos, los cuales han ido evolucionando en función de las exigencias de las normativas vigentes y por supuesto de las necesidades del entorno político y social, siendo actualmente mucho más comprensibles, de una mayor independencia y más eficaces en el objetivo de detección de los problemas actuales o futuros.

Pero, como concluye el informe del Barómetro, la sociedad civil y más concretamente los inversores en este caso deben conocer y tener las máximas garantías de las buenas prácticas del sector financiero. Y es por esto que creo firmemente que la sociedad nos necesita; que necesita de expertos que avalen los hechos expuestos y detectados a través del informe de auditoría.

 

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