Con el avance de la inteligencia artificial (IA), estamos presenciando una revolución en múltiples sectores, ofreciendo innumerables beneficios como la optimización de procesos y el incremento en la productividad, entre otros.

Sin embargo, este progreso también trae consigo amenazas significativas. La aceleración de esta tecnología ha empoderado a los actores malintencionados, reduciendo la barrera de entrada para los ciberdelincuentes y aumentando tanto la sofisticación como el volumen de los ciberataques.

Los resultados de nuestro último informe, «Going Global: Trazando la ruta hacia el éxito de los interempresarios», muestran que el 38% de los empresarios españoles consultados consideran los ciberataques como una barrera al momento de planificar su expansión.

Esto refleja que los ataques no solo son más frecuentes, sino también más complejos, continuamente poniendo en jaque la seguridad de millones de empresas alrededor del mundo.

No es de extrañar que cada día nos enfrentemos a un número creciente de ciberataques. El phishing, por ejemplo, es probablemente el ataque más frecuente que ha proliferado debido a su efectividad y relativa facilidad de ejecución, ya que no requiere conocimientos técnicos avanzados para lanzarlos, por lo que es crucial mantenernos alertas y continuamente mejorar las defensas contra este tipo de ataque.

Pero, ¿cómo defendernos?

El temor a las amenazas cibernéticas se está convirtiendo en un obstáculo creciente para nuestras organizaciones, limitando el crecimiento y la innovación. Dado que toda la organización es susceptible a estos riesgos, es esencial reconocer que la #ciberseguridad no es únicamente un reto técnico, sino un aspecto crítico del comportamiento organizacional. Es crucial que toda la plantilla esté formada en ciberseguridad para que cada miembro pueda identificar y reaccionar adecuadamente ante los riesgos potenciales. 

Contar con expertos en ciberseguridad es necesario, pero no suficiente. Las empresas deben proporcionar formación continua a todos sus empleados para detectar, prevenir y gestionar posibles incidentes de seguridad. Solo así se podrá garantizar una defensa sólida y una respuesta eficaz frente a las amenazas.

La ciberseguridad es una responsabilidad que recae en todos los niveles de la organización. Solo con la combinación de tecnología, formación continua y políticas de seguridad, podremos proteger nuestras empresas y garantizar un futuro seguro y próspero. No se trata solo de un desafío tecnológico, sino una responsabilidad empresarial que debemos tratar con la seriedad que merece para mantener la confianza de nuestros clientes y la integridad de nuestras operaciones.