Ya pasó. Otro año y otro Día de la Mujer más. Un éxito, con apertura de telediarios, portadas, suplementos, programas especiales… Todo el mundo ha participado de una forma u otra, activa o pasivamente, pero a nadie le ha pasado desapercibido. Millones de hombres y mujeres han salido a la calle y han reconocido que tenemos un problema que enmendar.
Personalmente creo que el objetivo de las reivindicaciones es hacer entender y transmitir a quienes no les ha quedado lo suficientemente claro que este Día de la Mujer ha sido y debe ser el primer día de una nueva etapa en la que se van a hacer realidad todas las demandas que la mitad de la población mundial ha reclamado Click & Tweet! . Personas de más de 170 países se han alienado en el mensaje, la repercusión ha sido global y ha tocado de lleno a todos los estratos de la sociedad.
Debemos reconocer que gracias al esfuerzo de muchas personas, mujeres y hombres, se han conseguido muchos logros en los últimos años: el acceso a la formación, normalización en el entorno laboral, a nivel social, persecución de la violencia de género…
Pero la realidad es tozuda y aún queda mucho por hacer y mucho por conseguir en cuestiones de igualdad Click & Tweet! . Por lo tanto hace falta continuar en esta senda y seguir construyendo escaleras y rompiendo techos de cristal. Creo que actualmente existe una verdadera voluntad social de mejorar las cosas, pero falta que, también a nivel político, esa voluntad sea más visible y efectiva.
En Kreston Iberaudit, nuestro granito de arena se materializa a través de nuestro compromiso con varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible promovidos por las Naciones Unidas, y entre ellos se encuentra el nº 5 de Igualdad de Género. Todos los miembros del grupo nos sentimos orgullosos de fomentar políticas internas que ayudan a la conciliación laboral y familiar, de fomentar un entorno laboral en el que no se toleran actitudes que puedan vulnerar la dignidad de las mujeres y de promover que las oportunidades fluyan por igual, que lo que premie sea la meritocracia.